miércoles, 11 de marzo de 2009

11-M

Que los políticos son lo que son… lo tengo claro. Que la celebre frase del Conde de Romanones: “…en política nunca es hasta mañana…” no solamente la entiendo, si no que está en plenamente vigente. Que el dinero y el poder hacen extraños maridajes, y extraños compañeros de viaje, está en los titulares de la prensa diariamente.

Pero que el PSM no concurra –que intente boicotear- los actos de homenaje en el aniversario a las victimas del 11-M, tanto a aquellas 190 personas que murieron por la sinrazón de la violencia yihadista, como para aquellos que han quedado marcados en sus carnes, o en las de sus seres queridos…. Eso, no lo entiendo, ni comprendo, ni mucho menos… comparto.

La explicación del secretario general del PSM, Tomás Gómez, que justifica la ausencia al acto por la "falta de respeto institucional" por el “carpetazo” dado al tema de esos espías que pagamos alegremente entre todos ¿quién dijo crisis? me parece un vano intento de hacernos comulgar con piedras de molino.

Si el PSE, el Señor Tomas Gómez, o quien sea, entiende que no se tiene “respeto institucional” entiendo que existen foros, modos y formas de exigirlo, de reclamárselo a la presidenta de la Comunidad… Pero aquí estamos hablando de un acto de homenaje a las victimas del 11-M, a las directas y a las indirectas… y a todos nosotros, en general. Es un desprecio a aquellas victimas, que como las de ETA, lo han sido por la sinrazón de la violencia.

No se porqué, en mi memoria esto se confunde con aquellas representantes del mundo de la farándula y de la “cultura”, que decían NO A LA GUERRA, pero que tuvieron el atrevimiento de utilizar rosas, para “apoyar las negociaciones” con la banda terrorista.

¿Dónde quedan aquellas fervientes proclamas, aquellos discursos que hacían enternecer los corazones más duros? Toda aquella verborrea ha finalizado. Al final se juega con las victimas y en el quinto aniversario del atentado terrorista, solo queda una pelea de patio de colegio entre el PSM y el Gobierno de la Comunidad de Madrid, un monumento sucio y desangelado y el dolor de los que perdieron a sus seres queridos y los que han quedado marcados de por vida.

Personalmente no me importa que sea un acto institucional. Cuando rememoro el atentado, el miedo a que alguno de nuestros familiares o amigos se encontrara en aquellos trenes, no pienso en las instituciones; pienso en las personas y en su sufrimiento. ¿Que más da quién convoque el acto? No se puede utilizar la sangre como una moneda de cambio.

En cualquier caso, el PSOE ya tiene experiencia en estas lides. Recuerdo aquella ocasión en la que la única persona que apareció –un sábado- en una manifestación convocada por AVT –presuntamente afín al PP- por las victimas del terrorismo, fue la por entonces diputada en el Parlamento europeo por el PSOE Rosa Diez, lo que además le valió un gran cantidad de críticas que le vinieron desde todos los frentes.

En cualquier caso, yo, como ciudadano, si recuerdo aquella fecha, mis sentimientos y mis pensamientos… y lo siento en el alma, como lo sentí aquel día. Quizá sea por que solo soy un ciudadano, que siente el dolor de aquellos que han sido victimas del terrorismo, y siente también su fuerza y coraje cívico, que seguro podrían dan algún que otro ejemplo a las “instituciones” o a quienes las convierten en un objeto de trueque.