sábado, 10 de abril de 2010

El significado de la palabra política

La semana pasada estuve por motivos laborales en Zaragoza. Después de terminar con mi trabajo llamé a un taxi para que me llevara al hotel en el que me encontraba alojado y al pasar al lado de un edificio que tenía aspecto de ser muy importante –fachada de piedra recientemente limpiada, verja de hierro artísticamente forjado, etc.- y parar por un semáforo, ambos, tuvimos la oportunidad de contemplar la escena: coches grandes de color oscuro, con profusión de antenas de transmisiones, señoras vestidas con sus mejores galas, señores con trajes elegantes y aspecto serio y circunspecto y policías nacionales saludándoles militarmente.

Cuando el semáforo se puso en verde para los vehículos y continuamos la marcha, el taxista llamó por el móvil –me imagino que a un amigo- y la conversación que mantuvo con él me dio que pensar:

“Hola fulanito…. Oye ¿tomamos un café en… –no recuerdo donde-… ahora estoy “alquilado”… y voy a Conde de Aranda. Por cierto, ¿hay alguna “cosa política”? te lo digo porque pasando por… -lo siento, tampoco lo recuerdo- he visto un desfile de mangantes, eso sí, mangantes de bien, porque hasta la policía les saludaba…”

¿En qué pensé? Básicamente en qué me parece penoso, que después de tantos años de democracia, un ciudadano de este País cuando vea un acto que pueda tener una significación de este tipo, por remota que pueda ser, lo primero que especule es que se puede tratar de un “desfile de mangantes”. ¿Es eso lo que significa la política para los ciudadanos?.

Pues sinceramente no lo sé. Lo que si se es que la prensa, un día si, y otro también nos hace participes de algunos aspectos “pseudo políticos” –y utilizo esa palabreja porque la política es otra cosa- que dan que pensar: Gürtel, presidentes de partidos nacionalistas que dicen estar por encima del imperio de la Ley –uno de los cimientos de la democracia- diciendo que si la sentencia no le satisface, no la reconocerá, presidentes de partidos nacionales que no hacen nada excepto esperar que los problemas se solucionen solos y que –a pesar de eso- se sienten capacitados para gobernar un País, aunque sean incapaces de “poner orden” en su propia “casa”, de presidentes “endiosados” que creen que las cosas son como ellos creen que son, porque para eso son “el presidente”…

Todo esto hace que quede para el ciudadano “de a pie” –entre los que me encuentro- la sensación de que –presuntamente- todo el mundo “mete la mano en la caja” y que hasta el propio significado de la palabra presuntamente haya perdido su significado primigenio…

Lo malo no es que alguien “meta la mano en la caja” –ya sabemos como es la naturaleza humana de algunos- lo preocupante es que a estas personas no se les castigue como se merecen. Creo que existe la idea generalizada entre la ciudadanía de que al final aquellos que –insisto que presuntamente- lo han hecho “disfrutan” de aquello de lo que ilegítimamente -y presuntamente también- se han apropiado, después de unos días, meses, años –pocos- de cárcel.

No se si alguna vez he leído en alguna parte esta definición de la política, aparte de otras más “sesudas” o me la acabo de inventar, pero en cualquier caso me sirve. Para mí la política: “Es gestionar los problemas de los ciudadanos para servirles, y no para servirse

Afortunadamente, algunos políticos ni pretenden -ni pretendemos- que un ciudadano nos vea como “desfile de mangantes”, sino como a personas que quieren –y queremos- servir a los demás. La política –para algunos partidos- es gestionar el dinero público, que es de todos, como si fuera el propio, de preocuparse de los problemas de los demás, no como si formaran parte de una entelequia etérea, sino también de personas individuales, que tienen sus gastos, sus obligaciones y su necesidad de que el Estado se ocupe y preocupe de ellos.

Por eso milito en UPyD, porque tenemos el objetivo de construir una sociedad más justa.