miércoles, 1 de octubre de 2014

De historias y leyendas de jardines

Hacia el año 600 A. C., Nabucodonosor II, Rey de los caldeos, quiso hacer a su esposa Amytis, hija del rey de los medos, un regalo que demostrara su amor por ella y le recordara las hermosas montañas de su florida tierra, tan diferentes de las grandes llanuras de Babilonia.
Estos jardines pertenecieron a la Mesopotamia antigua y fueron parte de las siete maravillas del mundo antiguo.


No sé si en Colmenar Viejo hay una historia de amor tan "tórrida" como esta, ni tan siquiera si Amytis era colmenareña, pero lo que no me cabe ninguna duda, es que el Ayuntamiento de Colmenar Viejo es tan estipendioso como Nabucodonosor II.

Está reflexión nace del también “famoso” jardín vertical de 8 metros de alto, en el que se han plantado más de 1.800 plantas de diferentes especies al “simbólico” precio, en los tiempos que corren de, 37.000 €, con la finalidad de que sea “una forma de ganar espacio público para los vecinos, regenerando las zonas abandonas o degradadas".

A día de hoy, ese dinero no se ha utilizado para mejorar las degradadas necesidades de algunos colmenareños, que entendemos es el fin último de un dinero que por ser público no es del Ayuntamiento que simplemente es su gestor, sino de los colmenareños que llenan las arcas municipales con su dinero.

Si se hubiera preguntado en qué utilizar esos 37.000 € quizá se hubiera impuesto el sentido común y esa cifra estaría dedicada a cubrir necesidades perentorias de los colmenareños, que las hay, antes que “recuperar una zona depauperada” en el casco urbano.

Seguimos entendiendo que primero son las necesidades de las personas y después de las zonas depauperadas.

Una de las responsabilidades de cualquier administración pública debe ser “Hacer diligencias conducentes al logro de un negocio o de un deseo cualquiera” esto es: GESTIONAR y la gestión, con mayúsculas debería tratar que ese “negocio o deseo cualquiera” redunde en beneficio de los colmenareños, sobre todo, de los que más lo necesitan.

Ya sabemos que en tiempos de “vacas gordas” todo parece que está permitido con el dinero público: aeropuertos sin aviones, centros de cultura vacíos, obras faraónicas. En estos tiempos de “vacas flacas” o mejor dicho rico en recortes, recortes en comedores escolares, en sanidad, en los que se pretenden cerrar colegios, en los que los libros de texto son prohibitivos… pues nada, la solución, en lugar de dar un uso más coherente para paliar estos recortes, ya se sabe cuál es: jardín vertical.

¿Qué se ha obtenido a cambio? Pues eso: un jardín vertical, que muestra numerosas plantas secas. En la fotografía se puede comprobar la lozanía de la flora, mientras que otras, las más próximas al suelo, simplemente han desaparecido, imagino que habrán pasado de un jardín vertical, a una maceta cualquiera, esta vez horizontal en las que al menos tendrán la oportunidad de sobrevivir sin secarse definitivamente.

Y ya puestos… pues también faltan dos tablones, uno largo y otro corto.

En su día la Concejala de Urbanismo Antonia García, declaró en la prensa: “Se ha creado un entorno agradable a la vista, dinámico y útil para el disfrute y la convivencia de los vecinos, tanto de los mayores como de los pequeños” No sé si se habrán cumplido sus expectativas, pero lo que si es cierto, porque fui testigo de ello, es que durante las fiestas patronales, se colocaron allí dos servicios químicos que no fueron capaces de cubrir la demanda de su utilización, por lo que al final, el “entorno” si fue “realmente útil”, básicamente como mingitorio.

De lo que si podemos felicitarnos, sin ninguna duda, es que al menos no ocurre como en el jardín vertical de Getafe, en el que asimismo gobierna el PP y en que también se ha realizado “otra actuación pionera” y en el que el ayuntamiento getafense tiene destacada una patrulla de la Policía Municipal las 24 horas de día, con la finalidad de proteger el jardín de marras del “vandalismo de los ciudadanos”.

Por si algún colmenareño no ha “disfrutado” del jardín de marras, le adjunto su situación, más que nada para que disfrute de la “recuperación de un espacio urbano” que se ha hecho con esos 37.000 € que han salido de su bolsillo.