Un compañero del Partido (José Manuel Ferradas) me ha pedido que le preste un rincón de mi blog para haceros llegar su reflexión personal sobre los últimos acontecimientos, algo a lo que gustosamente he accedido, puesto que la grandeza de este medio –Internet- es la posibilidad de que todos podamos expresarnos con y en libertad.
La entrada del compañero es la siguiente:
LA FIDELIDAD APLAZADA
En tiempos de tribulación no hacer mudanza. Este jesuítico principio que en boca de San Ignacio de Loyola apelaba a razones espirituales, no ha calado ni mucho ni poco en lo profundo de algunos afiliados de UPyD. A nadie le obliga ninguna mano inquisidora a tomar caminos que no tuviera planeados pero, a pesar de que los tiempos adelantan que es una barbaridad, hay casos en que lo eterno resulta tan corto que no cabe en un suspiro.
Casi en horas veinticuatro, los dos últimos meses de 2010, hay quien ha pasado de pugnar a todo trapo por la defensa de las ideas del partido, incluso acudiendo a unas primarias, a estirar el cuello para salir en la foto de otra formación política de la que ya formó parte y abandonó, se supone que por desacuerdo, para recalar en la que ahora deja por tornar a la primera.
Javier García Núñez debía haber sido un poco más digno y respetar la idea de Ignacio de Loyola. Ciertas mudanzas hacen pensar en los motivos reales de algunas presencias que se vuelven deserciones cuando no les va de cara. Son comportamientos que definen a los mercenarios de la política. No trabajan por las ideas y los principios de los partidos, ni siquiera por los intereses de los ciudadanos. Solo por interés te quiero Andrés.
Que nadie confíe de quien promete amor eterno en segundas nupcias pues ya incumplió en las primeras. No es de apetecer aquel que tiene la fidelidad aplazada en el tiempo, las conveniencias, o las familiaridades de aproximación. En el fondo de la ética más justa el título de cuñado de alguien no es honor suficiente para denostar la legítima ilusión humana.
José Manuel Ferradas
1 comentario:
Con todo respeto para tí, José Manuel, creo que manejas unos conceptos inadecuados para la persona a la que van destinados. Con ese lenguaje casi parece que se dignifica su comportamiento. A mí me van más otros epítetos un poco más directos. Embustero o farsante, por ejemplo. Y eso que hoy me pillas de buenas.
Publicar un comentario