El 30 de noviembre del año,
2012 el Consejo de ministros aprobó en el Real Decreto Ley 28/2012 (http://goo.gl/e1IOC) la
no revalorización de las pensiones de acuerdo con el IPC (Indice de Precios al Consumo)
dejando de esta manera sin derecho a actualización, las pensiones
correspondientes al el ejercicio del año 2012.
Unas pensiones contributivas
que según La Ley General de Seguridad Social, deberían ser actualizadas
conforme al IPC acumulado entre los meses de noviembre y diciembre del año
2012.
Hasta aquí la fría realidad.
Pero analicémosla y no solo desde el punto de vista meramente jurídico.
Lo primero que me llama la
atención es la propensión que tuvo, primero el PSOE, y que ahora ha heredado el
PP, a “gobernar” a golpe “de decretazo”.
Esto es: la “urgente necesidad”, que debería ser algo
excepcional, se ha convertido en la norma.
¿A alguien le suena el
término “rodillo”?
De acuerdo, ya sé que el
Real Decreto Ley debe ser ratificado por el Congreso en treinta días. Pero
¿Cuál es el problema si se dispone de mayoría, bien sea esta real en solitario
o conseguida a través de pactos con otros grupos?
Desde luego para el
Gobierno, ninguno.
Para los ciudadanos, todos,
como estamos sufriendo diariamente. Pasamos de los “viernes decretazo” a los recortes y desgraciadamente en demasiados
casos a “Los lunes al sol”.
La otra conclusión a la que
llego es que de nuevo nos encontramos ante una mentira más del PP.
Os confieso algo: estoy
empezando a “estudiar” el “programa electoral” del PP, más que nada
para saber, que no va a hacer.
Cuando el PP decidió, de
forma unilateral, mediante el Real
Decreto Ley citado no actualizar las pensiones, el resto de los grupos
políticos presentes en el Congreso de los Diputados se unieron -por primera vez-
y acordaron suscribir recursos ante el Tribunal Constitucional contra esta
decisión del PP.
¿Por qué se llegó a este
acuerdo? Fundamentalmente, porque todos los grupos políticos, a excepción
naturalmente del PP, entendieron que la subida de las pensiones era una
decisión de futuro, porque al iniciar el año, los pensionistas sabían que
tenían una subida y una actualización en función del IPC del final de
noviembre.
Pero no todo son problemas
políticos. Entiendo que existe otra problemática, de índole humana que es más
importante que la meramente política, a pesar que sea esta la que marca la
pauta de actuación.
Estamos hablando de la no
revalorización de las pensiones de unas personas que han trabajado durante toda
su vida para poder disponer de una jubilación
Y que no se olvide este extremo.
No es que el Gobierno, generosamente,
les done una cantidad que les permita vivir más o menos dignamente, sino que hablamos
de personas que han estado cotizando durante 35 años, trabajando día tras día, mes
tras mes, año tras año para tener este derecho.
Hablamos de un colectivo que
necesita cada vez más cuidados y que sufre en muchas ocasiones el deterioro
físico que supone la edad y para el que los costes sociales ha aumentado
vertiginosamente: medicinas, asistencia sanitaria, transporte, ocio, etcétera.
De una “tercera edad” que -además- en muchos casos está apoyando
económicamente a esas familias, sus hijos, sus nietos, que han quedado en el
paro, víctima de otros “recortes” y que
en ocasiones no cuentan con otra de fuente de ingresos, que la del apoyo
económico de sus mayores.
Un apoyo para el que las
pensiones son fundamentales. Una pensión, que insistimos no es un regalo. Es un
derecho que se han ganado a pulso.
¡¡TRABAJANDO!!
Y me planteo otra pregunta:
¿Porqué, otra vez los recortes inciden en los más desfavorecidos, en aquellos
que están en una situación más delicada?
Seguramente, si se recortara
en esos 578 “asesores”, que “asesoran” al Gobierno sin titulación
alguna y que han sido “elegidos a dedo”,
tal y como ha reconocido el propio Gobierno, ante una pregunta de UPyD (http://goo.gl/a75m5)
Si se recortara –insisto- en
tantos otros gastos disparatados como: aeropuertos sin aviones, AVEs sin
pasajeros, “presuntas tramas”, “sobres” y hasta viajes a Suiza, no habría que recortar en las
pensiones, ni en muchos otros servicios públicos.
Ya es hora que los recortes
no recaigan siempre en quienes menos tienen.
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