Harto, indignado, cabreado… no lo sé: pon tú la palabra.
Estoy enfadado por tantas y tantas cosas, que quisiera compartir contigo, si es que me lees...
Estoy cabreado por ver como el PPSOE se “tira los trastos a la cabeza” pero continúa, junto con los partidos nacionalistas, “mamando de la ubre” -en este caso, esta claro quién es la ubre: nosotros, los ciudadanos- sin que parezca importarles lo más mínimo hacia donde vamos.
Que los “políticos” se llenen la boca de “grandilocuentes discursos” pero que al final, las soluciones pasen por que el dinero público salve a quienes han estado haciendo negocio con esos mismos ciudadanos y que por supuesto, no querían oír hablar de intervención estatal.
Que la “presunción de inocencia” se vea por algunos y por quienes les jalean, como una inocencia absoluta. Diría que más que la presunción, existe la inocencia.
Que los ciudadanos podamos llegar a pensar que la Ley tiene un rasero diferente en función de quién ha cometido un delito: “si debes 20.000 € a un banco, tienes un problema. Si debes 100 millones… ¿quién tiene el problema” pues si no tú… tus impuestos.
Y eso… con una hemoglobina normal, de color rojo.
En ese recorte de un estado del bienestar que ha costado tanto construir, y que entre unos y otros, parece que desaparecerá, para no volver jamás.
Que algunos cargos electos crean entender que la política es “una profesión” en la que ganar más de lo que ganan el resto de ciudadanos en sus mismas circunstancias y no piensen en ella como una forma de servicio a los demás.
En que la política se convierta en una “agencia de colocación” en la que el término “funcionario interino” se convierta en sinónimo de “dedazo” -desgastado a base de utilizarlo- bajo la denominación de “cargos de confianza” y que aquellos que pueden no ser capaces de “hacer la O con un canuto” cobren unos sueldos que no se merecen.
En que se trate a asesinos, como “presos políticos” y que incluso algunos los jaleen y les den alas, hablando de que hay que acercarlos, sin respetar los derechos de sus víctimas, ni de los familiares que tienen que convertir el dolor de su ausencia, en algo cotidiano.
En esos partidos que prometen algo en campaña… y que cuando están instalados en el poder, no solamente lo olvidan, sino que hacen lo contrario. ¿Cómo podemos confiar en estos individuos que nos mienten antes y después?
Que esos “partidos viejos” no solamente no castiguen a sus malos gestores, sino que además los premien, instalándolos en empresas o instituciones públicas con salarios millonarios.
Que esos “nacionalistas” que instrumentan su propia incompetencia, haciendo culpables a los demás y que además tratan de generar debates estériles y artificiosos, cuando la realidad es que todos estamos en “el mismo barco”. Un barco que espero no sea el Titanic.
Estoy harto de esos que se denominan “de izquierdas” lo sean… hasta que tengan que votar algo que afecte a sus bolsillos”. Entonces… demuestran que no existen las “derechas ni las izquierdas”.
Como dijo la portavoz de IU en la Asamblea de Madrid cuando UPyD propuso que los diputados de la asamblea pagaran la misma seguridad social que el resto de los trabajadores “…ellos no eran trabajadores”.
En eso estoy de acuerdo: no son trabajadores.
Finalmente todo consiste en “como va a afectar a mi bolsillo”. Ya se sabe que el dinero, es el dinero.
Que ese “cuarto poder” que no se vende por un plato de lentejas, pero si por un faldón o una “publicidad institucional” en lugar de informar, se limite a escribir acerca de lo que puede ser un problema: el trabajo y las propuestas de UPyD desarrollados en aquellos lugares donde está presente, simplemente -ínsito- obviándolo para que el dinero de esa publicidad institucional siga manando.
Que las propuestas de UPyD –en las instituciones públicas en las que se encuentra- sean sistemáticamente negadas -votando en contra- y que posteriormente algunos partidos las presenten como suyas.
Y antes de que alguien me diga lo que me dijeron en cierta ocasión en un pleno “Como dices eso de los políticos, siendo político" esto es siendo cargo público como soy- ya advierto de antemano- que afortunadamente- vivo de mi trabajo y no de la política.
Solo soy un ciudadano que intenta hacer política como servicio al resto de los ciudadanos y que aplica el axioma de UPyD –sentido común- a lo que ve en las instituciones.
Un ciudadano que si está satisfecho de encontrarse en estas lides es porque sé que al menos tienen que escuchar en las entidades públicas lo que los ciudadanos opinamos y proponemos.
Y esa es la función de UPyD y la nuestra.
2 comentarios:
la política, cómo servidumbre que se supone que es, al interés del ciudadano, debería ser una de las actividades más valoradas por el Pueblo. Lamentablemente ha degenerado en politicástrica y explotación de un Sistema irracional que no sólo no funciona a causa de aquellos, sino que cada cosa que se hace, se realiza en función de los mismos y, al fín y alcabo termina hecho una porquería.
Eso sin hablar de la poca preparación de nuestros politicastros. Mientras en todos los paises occidentales hay escuelas de alta política, aquí cualquier labriego puede llegar al presidente del Gobierno sin más preparación que saber marear la perdiz.
España no se ha hundido por nuestra capacidad de improvisación y trapicheo. Si no fuera así, viríamos donde podemos caer.
Un saludazo.
Como bien dices, en lugar de ser una actividad valorada por quienes son los "administrados" se ha convertido en una actividad denostada y ante la mera afirmación de que “estas en ella” se levanta un muro de sospecha a tu alrededor. Se pasa de ser una actividad honesta a una “forma de vivir” en más casos de los necesarios.
Otro saludazo para ti
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