martes, 22 de noviembre de 2011

Mi análisis del 20N

No voy a tratar analizar –sesudamente- los resultados del 20N. Como siempre únicamente trataré de dar mi opinión respecto a lo que ha ocurrido.

Se ha cumplido lo que se pronosticaba: una victoria aplastante del PP, una hecatombe del PSOE, una subida de IU-LV a donde han derivado votos del PSOE y una espectacular subida de UPyD, que ha pasado desde las elecciones generales del 2008 con 303.535 votos (1,20% del censo, 1 diputado) a 1.140.242 votos (4.7% del censo) obteniendo 5 diputados. Bueno, no se ha cumplido del todo lo previsto. Me acuerdo del CIS, que siguiendo su tradición inveterada, se ha equivocado de nuevo respecto a los resultados obtenidos por UPyD.
 
Hablo solo de partidos nacionales y del Congreso.

Hoy no hablo de lo que han propiciado las “maniobras políticas” de algunos y esta injusta Ley electoral, que hasta un informe del Consejo de Estado reconoce que no es justa y que implica que para conseguir cada escaño UPyD tiene que conseguir 228.048 votos (en contraposición a AMAIU que solo tiene que obtener 47.661 votos) y que ha propiciado –me reitero- el despropósito de la irrupción de AMAIU en el Congreso de los Diputados y que continúa dando un peso desproporcionado a los partidos nacionalistas. Tampoco comentaré nada acerca del Senado, de esa pretérita cámara de oropel, de ese gravoso “cementerio de elefantes”.

Vuelvo a lo que me interesa, mi Partido. Y para analizar su progresión, propongo como ejemplo a Colmenar Viejo:

  1. Elecciones generales 2008: 1,20% del censo electoral (303.535 votos, 1 diputado)
  2. Elecciones europeas 2009: 8,61% del censo electoral (1.256 votos)
  3. Elecciones locales 2011: 10.12 % del censo electoral (2.071 votos, 2 concejales)
  4. Elecciones autonómicas 2011: 8.06 % del censo electoral (1.634 votos)
  5. Elecciones generales 2011: se ha convertido en la tercera fuerza política, con un 11,58% del censo electoral (2.651 votos)
¿A qué se debe este ascenso, que puede extrapolarse al resto de los lugares en los que se ha presentado UPyD?

Todas y cada una de las citas electorales han supuesto para UPyD un reto. Un reto que se ha superado siempre gracias al programa -el domingo el apoderado de otro partido político me decía “si tuvierais programa” ¿Sabrá leer? Porque si lo tenernos y está en http://goo.gl/e36ie- al sentido común aplicado a la política, a que nuestra única diputada –hasta la fecha- ha hablado muy claro en el Congreso de los Diputados y al trabajo de los compañeros (mesas, comandos informativos y calle... mucha calle) que sin apenas medios, pero con la ilusión de cambiar la política actual y darle voz al ciudadano. 
 
Y a las actuaciones de los cargos públicos elegidos en este mismo año. EL trabajo de los concejales de Colmenar Viejo podréis seguirlas próximamente en http://goo.gl/49R8F.

Carlos Carnicero hace una reflexión en una entrada de su blog: http://goo.gl/pAebR, que comparto: “Pero todo político tiende a olvidar el carácter vicario del poder. No se posee, se ejerce”. Ya los romanos decían “Memento mori”. Los cargos públicos se eligen para gestionar, no para ser políticos a “perpetuidad”. No hacen falta políticos; hacen falta ciudadanos que hagan política, ciudadanos que piensen que no es suficiente “arreglar el País” frente a un café, sino que se impliquen y luchen por lo que creen que es justo.

Ciudadanos que sepan  lo que es trabajar en el sector privado –aún siendo en la actualidad una suerte- que conozcan lo duro que es mantener un trabajo como autónomo, o pedir un crédito a una entidad bancaria, un sector –el bancario- que nos ha costado a los españoles la friolera de doce mil millones de euros, que sean conscientes –porque son sus vecinos- de la cantidad de familias en las que todos sus miembros están en el paro, porque desgraciadamente esa es la realidad.

Lo que no hacen falta son “políticos profesionales”, aquellos que han hecho de la política, su medio de vida, porque la política tiene que estar al servicio del ciudadano y no al revés.

Hoy, a la salida de un Pleno extraordinario en el Ayuntamiento de Colmenar Viejo, en el que se ha realizado un pequeño y emotivo homenaje a título póstumo al escultor Antonio Ballester, a cuyo hijo se ha entregado la Medalla de Oro de la Villa –y casi a traición- he tenido que explicarle a unos niños de un colegio lo que era un concejal. Sé que mi explicación no será recordada como una definición filosófica. Me da igual, creo que lo han entendido, que era de lo que se trataba.

Les he dicho que un concejal era una persona que elegían los ciudadanos para que se preocupara de sus problemas e intentara solucionarlos, durante un periodo de tiempo.

Para mí esa es la esencia de un cargo público.

Rosa Díez, durante un acto en Alcobendas, dijo una frase que quedó grabada en mi memoria: “si alguna vez entendéis que hay un conflicto entre los intereses del Partido y los de los ciudadanos, dar prioridad a los intereses de los ciudadanos”.

Esa es la grandeza de este Partido.

¿Qué ocurrirá ahora?

Nos esperan tiempos duros –me temo- y TODOS –partidos y ciudadanos- deberemos “arrimar el hombro” y tener muy claro que nadie tiene “una varita mágica” y que la recuperación va para largo aunque la meta está clara: que desaparezcan esos cinco millones de parados, que de nuevo cualquier ciudadano tenga trabajo, ocio, y la posibilidad de disfrutar de un estado de bien estar, que no se desayune con noticias de corrupciones y corruptelas, que se sienta ciudadano con plenos derechos en cualquier parte de España. Y eso habrá que hacerlo independientemente de las siglas, de los problemas internos que tienen algunos partidos y de los intereses personales, porque en política –ínsisto- se debe estar para servir, no para servirse.

Los ciudadanos han depositado su confianza en el PP para dirigir al País en esta etapa que nos ha tocado vivir. Espero que sean conscientes de ello y que la administren convenientemente, tomando las decisiones pensando en los ciudadanos, tanto los que les han votado, como los que no.

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