Últimamente no escribo demasiadas entradas en este
blog. Responsabilidades de todo tipo: personales, laborales y hasta políticas,
no me dejan demasiado tiempo, por lo que me he decantado más por Twitter, como
medio de opinión más rápido, inmediato y hasta irónico.
Pero hoy, último día del segundo turno de mis
vacaciones, tengo algo de tiempo y me
gustaría compartir mi visión de lo que está ocurriendo en el “mundo político”. Obviamente y como
siempre, una visión totalmente subjetiva, esto es: personal.
Comencemos por el principio,
por analizar, insisto que desde un punto de vista subjetivo los resultados de
la elecciones europeas del año 2014.
Para mí hay un aspecto fundamental que me parece
obvio y en el que seguramente estaré equivocado, después de ver tanto
tertuliano y hasta contertuliano, realizando sesudos análisis pre y post
electorales en los medios de comunicación de este País. Análisis, por otra
parte interesados, en función del tipo de medio del que se trate, porque esto
es como todo: si no se sigue con la “línea
editorial” sea un medio escrito o televisivo, no vuelve a participar en la
“tertulia”. Y como todos los demás ellos
también tienen que pagar sus facturas.
Pero yo tengo claro que no se pueden extrapolar los resultados de las elecciones europeas a
otras elecciones, como pueden ser las locales o las nacionales, dado
que en ellas se presentan unos partidos, que no se presentan a otro tipo de
elecciones.
Los ciudadanos, tienen la perspectiva, que tiene su
influencia a la hora de depositar su voto, de que Bruselas se encuentra “muy lejos” y votan a partidos “exóticos”, como puede ser PACMA, Partido
X, Piratas… y tantos otros que en otras elecciones o no se presentan o no
obtienen los mismos resultados ni de lejos.
Otro elemento importante es como se valoran los
votos: Circunscripción única en el caso de las elecciones europeas y que no se
aplica en las elecciones generales.
En las elecciones europeas, la totalidad del
territorio español se convierte en una demarcación territorial a la que se
imputan los votos de los electores. De este modo los 54 eurodiputados a los que
corresponde elegir a España en las elecciones europeas son elegidos en una
única circunscripción que comprende el conjunto del territorio nacional y en la
que los votos emitidos se convierten en escaños a través de la aplicación de
una fórmula electoral conocida con el nombre de “fórmula D’Hont”
En cuanto a las elecciones generales la
circunscripción electoral es la provincia, por lo que los 350 diputados del
Congreso no son elegidos en todo el territorio nacional, sino que son elegidos
por los electores de las diferentes provincias españolas realizándose un
reparto de los escaños en función de la población de éstas. En las últimas
elecciones al Congreso, Madrid eligió a 36 diputados, mientras que Soria eligió
apenas a 2. Algo que pervierte aquel viejo objetivo de “
un hombre, un voto”, que favorece a los “
grandes partidos” y a los partidos nacionalistas y que UPyD ha
pretendido cambiar desde siempre:
http://goo.gl/NZa3Pd
En cualquier caso pensar que Bruselas “está muy lejos” es un error: Estamos en
la UE y gran parte de los cambios legislativos que están dándose en este País son
trasposiciones de normativas europeas, esto es: el peso de Bruselas en nuestra
vida diaria, es más importante de lo que parece, e incluso de lo que a veces,
somos conscientes.
Expresada está opinión, vuelvo al análisis.
Indudablemente, estos resultados son un aviso a navegantes, sobre todo en tres
vertientes:
1. Varapalo
al bipartidismo.
2. Irrupción
de Podemos.
3. Resultados
(que por militar en él me interesan) de UPyD.
Analicemos estos tres puntos y siempre pensando que
no son extrapolables a otro tipo de elecciones “más domesticas” como pueden ser las locales o nacionales y máxime
teniendo en cuenta la abstención: 54.16 % en las europeas del 2014, municipales
y generales 2011 con un 33,77 y 28,31% respectivamente.
Las elecciones europeas lo que si entiendo que
demuestran que es lo qué piensan los ciudadanos
y los resultados parecen determinar algunos elementos nuevos, que son
los que han precipitado una serie de cambios en el ámbito político.
En primer lugar el varapalo al bipartidismo, ha
sido evidente. ¿Razones? Pues creo que están en el ánimo de todos.
Comencemos por el PP. Es obvio que no ha cumplido la mayoría de sus promesas
electorales, demostrando ser el arquetipo del neoliberalismo feroz y que ha confirmado
que lo importante para él, no son los ciudadanos, convirtiéndose en un Partido
que socializa las perdidas y en cambio, privatiza los beneficios.
Un partido que no entiende, por ejemplo, que hay
servicios, como la Sanidad, que no tienen por qué ser rentables, porqué son
necesarios. Una cosa es ejercer un mejor control del gasto y otra,
desmantelarla, propiciando, además, que pase a manos privadas, que curiosamente
siempre están cercanas al Partido.
Es difícil que los ciudadanos entiendan que un
partido inmerso en un maremágnum judicial, por temas de corrupción
fundamentalmente, le exija un sacrificio, mientras recorta servicios, coloca “asesores”, facilita contratos a “conocidos”, no tiene en cuenta a
emprendedores, ni PYMES, etc., sea “su
partido”, por más que depositara mayoritariamente su confianza en las
últimas generales en él.
En cuanto al PSOE, creo que aún no se ha recuperado
del periodo del Sr. Zapatero, tan prolijo en “alianzas de las civilizaciones”, Planes E, miembras y hasta miembros. Actualmente está desarbolado y buscando
desesperadamente su “Norte”.
Pero es que además, la gestión que están haciendo
en Andalucía, no les ayuda precisamente, fuera de dicha Comunidad Autónoma,
donde utiliza la fórmula de “mantener la
paz social, con dinero público”. Esa forma de “gobernar” desde luego no es extrapolable al resto de España, porque
además propicia que esos “listillos”
que andan al acecho por doquier, se aprovechen de ese dinero público para sus
fines particulares. Siempre desde el punto de vista de la “presunción”, naturalmente.
En cualquier caso, confío que la jueza Alaya,
determine las responsabilidades de cada cual.
El segundo punto era la aparición de Podemos. ¿Por
qué el éxito de esta irrupción?
Obviamente por el desencanto de unos ciudadanos que
se sienten abandonados, incomprendidos y que no tienen confianza en unas
instituciones, que en la mayoría de los casos, están diseñadas por y para que
los grandes (PP y PSOE) continúen turnándose pacíficamente
en el Poder.
Unos ciudadanos que ven
amenazado el Estado del bienestar con esos recortes salvajes, que cada día
trabajan más y ganan menos, que ven como todo sube, excepto sus sueldos. Unos
ciudadanos que se levantan con un titular sobre la corrupción, sobre “negocietes con amiguitos”, un día tras
otro.
Esos ciudadanos que
sorprendidos escuchan que la macroeconomía va muy bien, que hay “raíces fuertes” mientras que a ellos
cada día les cuesta, nos cuesta, más llegar a final de mes. Ciudadanos que ven
como políticos, banqueros son indultados por el Gobierno, en el caso de que
sean condenados, mientras otros, con más merecimientos para esos indultos,
siguen condenados.
En definitiva: con un lenguaje
claro y comprensible y apoyándose en las nuevas tecnologías, ha recogido ese
descontento ciudadano latente.
Podemos ha hecho una
magnifica campaña de marketing: estoy seguro que si no se hubiera puesto la
cara de Pablo Iglesias en las papeletas de voto, sus resultados hubieran sido
distintos, porque muchos ciudadanos, lo conocían más a él que a Podemos.
Ha utilizado las redes
impecablemente y en un País en la que la Televisión se ha convertido en un
referente, ha utilizado las apariciones de Pablo Iglesias para hacer llegar su
mensaje hasta el último rincón del País. De hecho alguna cadena televisiva en
concreto es TelePodemos: Raro es el
día en que no aparece, un rato sí y otro también Pablo Iglesias.
A eso hay que sumarle que
ha dicho lo que muchos ciudadanos querían oír, con un discurso fácil, pero que no
deja de ser una mera quimera (aquello que
se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo), presentándose
como los únicos que denunciaban a “la
casta” y presentándose como los únicos que les podían dar voz.
Pero ahora le queda lo más
difícil: organizarse. Porque la democracia asamblearia, es perfecta sobre el
papel, pero es imposible de llevarse a cabo en la realidad. Y ya anticipo, de
hecho se está viendo, que esa organización se concretará en un control férreo
del partido, desde un “Politburó”, porque a pesar de sus
declaraciones, no hay que olvidar quiénes son sus referentes: Cuba, Venezuela o
Corea del Norte.
La estrategia del PP,
respecto a Podemos está clara: potenciarlo para “atomizar la izquierda” y para movilizar a sus votantes, aquellos que
no acudieron a depositar su voto en las elecciones europeas, ante la amenaza de
Podemos.
Y finalmente, queda el tercer punto: Resultados de
UPyD.
Los resultados de UPyD no han sido malos, se ha
pasado de uno a cuatro diputados europeos, pero, y eso también es evidente,
podrían haber sido manifiestamente mejorables.
Estos resultados han abierto un debate en el
Partido, que tenía que haber sido interno, pero que al final, se ha realizado
en los medios, esos medios que sistemáticamente han silenciado las propuestas
de UPyD y que ahora, con el debate de la unión/federación/concurrir a las
elecciones unidos UPyD y Cs, están “encantados”
de “haberlo descubierto”, aunque sea
para querer “dirigir” el futuro del
Partido, sin recoger qué ha hecho UPyD por cambiar las cosas, desde las
instituciones en las que está.
El futuro del Partido lo deben dirimir los
afiliados, los medios. Y partiendo de esa base, el día 6 de septiembre está
convocado el Consejo Político Nacional, para debatir el tema de UPyD y Cs.
Un Consejo Político Nacional, en el que, no lo
olvidemos, están representados los afiliados, tanto en cuanto, fue elegido por
los delegados del II Congreso, que a su vez fueron electos por todos los
afiliados del Partido, por lo que obviamente, los representan.
¿Por qué esta convocatoria? Simplemente hay que
remitirse a los Estatutos de UPyD: Articulo 30 El Consejo de Dirección y
Articulo 32 El Consejo Político.
http://goo.gl/OC7I0b
Entiendo que desde el punto de vista de “la disciplina” hay otros partidos, que
con su “dedo mágico” lo tienen mucho
más fácil y en ellos nadie osa hablar de “falta
de democracia interna” porque como decía el ínclito Guerra: “el que se mueve, no sale en la foto”…
pero en UPyD, somos así: nunca he votado, ni me he presentado a tantas elecciones
internas en tantas ocasiones.
¿Es eso democracia interna?. Creo que sí.
Vaya por delante que igual que otros compañeros son
partidarios de esta alianza, y que no me cabe duda que con la mejor voluntad,
al igual que yo, personalmente no estoy de acuerdo por varios motivos. El
primero de ellos, es una cuestión de fondo y forma, de los compromisos adquiridos con los
ciudadanos, desde el mismo momento que un partido se presenta a unas
elecciones.
¿Ante quién responden los partidos políticos? ¿Ante
los votantes?. Yo entiendo que no. Los partidos políticos responden ante los
ciudadanos, les hayan votado o no, porque desde el mismo momento que están en
las instituciones, tienen esa responsabilidad, de trabajar para todos. Esa y la
de demostrar su ética como partido, que los
partidos también la tienen, que radica en ser fieles a su ideario político y a
sus ideas, por encima de presuntas ganancias de votos.
No quiero pertenecer a un Partido que sea una
amalgama de federaciones, confederaciones y medio pensionistas, cada uno con
sus intereses: locales, provinciales, regionales… porqué entiendo que eso
complica la posibilidad de tomar decisiones pensando en todos los españoles,
independientemente de donde vivan, en los intereses generales, antes que en los
particulares.
Algo, que no olvidemos ha sido una seña de identidad
de UPyD desde su fundación.
En algunos foros, se está analizando esta
unión/confederación o como se la quiera llamar, desde el punto de vista de una
“
descomunal” ganancia de votos. Pero
yo me planteo una reflexión personal: ¿De qué sirve aumentar el número de votos
si se pierde el espíritu del Manifiesto Fundacional de UPyD?
http://goo.gl/9UiVMo De ese Manifiesto que es
el motivo por el que, como tantos otros compañeros, milito en este Partido. Al
menos yo encuentro diferencias abismales entre él y el Primer manifiesto de Cs
http://goo.gl/BU2HJm
Dice Javier Nart: "El fenómeno Podemos podría haber sido el fenómeno UPyD-Ciudadanos"
e interpreto que de nuevo se piensa más en el número de posibles votos, que en
el fondo y la forma. Y con ser importante el número de votos, personalmente
creo que lo es más el trabajo serio, la actuación que este Partido ha tenido en
las instituciones y tener claros los objetivos.
La realidad es que nos encontramos que hasta la
fecha un partido pequeño como UPyD ha puesto sobre la mesa temas que parecían “
tabú” en la vida política nacional y ha
obligado a tomar medidas a los “
partidos
grandes” como por ejemplo
http://goo.gl/HhJErY
llevada a cabo por UPyD y que como tantas otras proposiciones y hasta denuncias
judiciales
http://goo.gl/cNLxiq que ha
presentado UPyD pasando desapercibida para esos medios que ahora se ocupan
hasta la saciedad de otros temas del Partido.
Y si los votantes perciben que UPyD y Cs son lo
mismo, quizá habría que explicarles, que no es así. Una cosa es ser parecidos,
que lo son y otra cosa iguales, que no lo son. Y las diferencias comienzan por
la propia raíz de lo que tiene que ser un partido político.
UPyD tiene un proyecto sólido, que puede no ser
perfecto… pero ¿qué hay perfecto? Nunca hay nada perfecto, nunca las decisiones
que se tomen serán validas para todos. Pero es un gran proyecto y como tal, lo tenemos
que mejorar entre todos, perfeccionándolo, pensando en qué fallamos, que
necesitamos, qué queremos y sobre todo, para quién lo queremos: para los ciudadanos. ¿Qué tenemos que
reflexionar?
Perfecto, hagámoslo.
¿Qué hay debatir? Debatamos, pero en la primera
acepción del DRAE. Los debates son buenos y enriquecedores siempre que sean
controversias en las que se respete a los interlocutores, se argumente y no se
entre en descalificaciones, realizándose por quién y donde se tienen que realizar.
Solo me resta añadir, que expresada mi opinión al respecto,
apoyaré la decisión que se tome en el Consejo Político Nacional, porqué a pesar
de que no esté en él, me sentiré representado por los compañeros que si estarán
y que cuentan con la legitimidad de quienes votamos por ellos.
Todo lo demás: encuestas, valoraciones, consejos de
medios, de tertulianos, es lo que es y merece el valor que merece.