martes, 27 de enero de 2009

Tengo una pregunta… o dos, o tres…

Ayer el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se “enfrento” a las preguntas de cien ciudadanos.

Mi primera impresión es la de que el Presidente, si bien mostró el coraje -cuya falta que muchas veces transmite- también me hizo llegar la impresión -conforme avanzaba el debate- de que ha aprendido muy bien a “fintar” verbalmente, pero no a dar soluciones. Hablando claro se “escabullía como una anguila”.

Me dio la sensación que me dan muchas veces algunos políticos; hablan, hablan –muy bien- y al final, cuando lo analizas te das cuenta de que te han “ lo que en las empresas de informática se denomina “vaporware”, esto es; nada.

El eje de las preguntas giró en torno a lo que nos preocupa fundamentalmente a los ciudadanos: la crisis, una crisis que conlleva paro, no poder pagar hipotecas y una bajada generalizada de la calidad de vida.

Después de reflexionar acerca de sus respuestas, lo único que me ha quedado claro es que quien va a tener que trabajar duro, muy duro, para salir de la crisis, somos los ciudadanos, algo que por otra parte es lo de siempre. Ya en la crisis del 92 Felipe González, a la sazón Presidente del Gobierno, nos dijo que “había que apretarse el cinturón”, justamente cuando acabaron los fastos de Sevilla y Barcelona. La receta no ha cambiado.

En cuanto a que Zapatero no ha engañado con acerca de la crisis, no tengo muy claro aún si sus asesores le han engañado –si esto es así, deberían estar todos asesorando en otros temas - o él ha mentido. Lo que si es innegable es que la crisis ya se notaba en la calle, mientras él decía que solamente se trataba de “desaceleración económica”, o Solbes parapetado detrás de su cargo de Ministro de Economía e ingentes cantidades de cifras, que la crisis no existía. Una cosa es “animar” y otra muy distinta no decir la verdad, por acción u omisión.

Como muestra valga un indicativo a “pie de calle” y nunca mejor dicho: Antes de la crisis, no se veía en la calle un solo cartel de “SE VENDE” en ningún piso, luego comenzaron a aparecer y finalmente, a perpetuarse. Y mucho me temo que –además- tenemos crisis para rato, quizá para dos años.

Su obligación como Presidente del Gobierno, es tratar de dar ánimos a la ciudadanía, pero eso si, con convicción real –que no forzada- y sin mentiras anteriores. El problema de las mentiras es que con ellas se pierde la mucha o poca fuerza moral y credibilidad que se pudiera tener en un principio.

Respecto a los Bancos, más de lo mismo: tratar de hacer comulgar a la ciudadanía con ruedas de molino. SI SE LES HA DADO DINERO, y como yo no entiendo de economía, puede intentar “venderlo” de la forma que quiera. Y también es cierto que las entidades de crédito –que han dado créditos a mansalva- ahora se lo piensan entre tres y diez veces antes de concederlos, ayudando así a la paralización de la demanda, pensando en como hacer que el Estado pague los errores de sus ejecutivos.

En resumen: me dio la impresión de ser un animal político, pero en el sentido más negativo de la definición: político como vendedor –con mejor o peor talante- de humo.

No vi propuestas claras. La única que estuvo aleteando por el debate, la de las obras para los ayuntamientos, creo que no es otra cosa más que una cortina de humo. Es asegurar el trabajo a dos, tres o cuatro operarios, durante dos o tres meses ¿y después?

¿Qué pregunta le hubiera hecho yo?

Una muy fácil:

Sr. Presidente, ¿Porqué utilizando Real Decreto de prevención del fraude fiscal (Real Decreto 1804/2008 de 3 de noviembre) se ha rebajado de tapadillo la fiscalidad de los grandes accionistas de los Bancos, los miembros de sus cúpulas, sus altos ejecutivos y toda su familia incluyendo tíos y sobrinos, pasando de tributar en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas el tipo reducido del 18% en lugar del 43% que, normalmente, les correspondía hasta ahora?

Para aclarar el sentido de la pregunta, esta rebaja se centra en las rentas de capital mobiliario que perciban de sus propias entidades. Esto quiere decir que sin un banquero quiere hacer un préstamo a su entidad para capitalizarla, podrá tributar por los intereses recibidos al 18%. En cambio, si lo hace el dueño de una pequeña empresa de hostelería, le espera el 43%., y para terminar la cuadratura del circulo este regalo llega con efectos retroactivos al uno de enero de 2008.

En definitiva, tengo muy claro, es que puesto que tenia cierto interés en conocer los Cerros de Úbeda, creo –después de ver a Zapatero anoche- que he encontrado el guía ideal para que no me pierda por aquellos andurriales.

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